Cada fin de año, nos encuentra en la tarea de seguir construyendo la esperanza para el año que le sigue. Y en esa tarea, intentamos dejar de lado aquellas cosas que nos ocasionaron crisis, entendida como pérdida, como ruptura con lo previo. No obstante, las crisis implican comenzar de nuevo y ese es el mayor desafío ante el año que se aproxima.
Como sujetos que somos, necesitamos de los otros, porque es en ese entretejido social donde devenimos como tales. Y aunque las crisis obstaculizan muchas veces las relaciones interpersonales, también pueden fortalecer los lazos. Es en las crisis donde entendemos quiénes están A NUESTRO LADO, no necesariamente DE NUESTRO LADO.
Este año fue particularmente difícil, porque cuando se “quiebra” un edificio, inevitablemente se desestructuran los sujetos que lo habitan. Debimos adecuarnos a esa nueva situación -unos más que otros quizás- y seguimos apostando a la idea de pertenecer (más allá de las elecciones individuales que nos permitan estar de acuerdo o no con los gobiernos temporales de una institución) como grupo de trabajadores a la Facultad de Filosofía y Letras, institución que sostenemos con nuestro trabajo diario –invisibilizado o visible, no importa mucho- con nuestra sonrisa, dispuestos a solucionar las necesidades que traen tantas personas de la capital, del interior y del NOA, en virtud de uno de los objetivos que nos unifican: posibilitar el aprendizaje. Aquí estamos involucrados todos; en este objetivo no hay “docentes” vs. “no-docentes”, sino un único interés: beneficiar a los alumnos, posibilitarles un lugar de permanencia, evitar la deserción, sumarnos en sus luchas diarias, porque muchos de nosotros (tarea sutil y silenciosa…) estuvimos dispuestos para hacerle una impresión a un alumno, convidarle un café con leche, escuchar su historia, etc.
Fue un año de múltiples y continuas crisis… algunas superamos; y a otras, continuamos dándoles batalla. Seguimos sosteniéndonos en los compañeros que demuestran sensibilidad y compromiso con el otro, intentamos superar el individualismo, la competencia y la indiferencia. Ahí estamos, en la ardua tarea…
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